Kayakistas de Ushuaia alcanzaron el Cabo de Hornos en medio de un terremoto

Tres aventureros lograron llegar al mítico cabo en kayak el mismo día en que un sismo de 7.4 grados sacudió la región. Tras refugiarse por alerta de tsunami, ahora enfrentan el regreso a Ushuaia.

El jueves 2 de mayo, mientras un sismo de 7.4 grados en la escala de Richter estremecía el Pasaje de Drake, tres kayakistas de Ushuaia culminaban una hazaña deportiva pocas veces registrada: alcanzar el Cabo de Hornos en kayak. 

Walter Kayo, Diego Linares y Javier Ciede, partieron el sábado 26 de abril desde la ciudad fueguina y, tras seis días de navegación, llegaron al emblemático punto geográfico casi al mismo tiempo en que el temblor sacudía el lecho marino a apenas 60 kilómetros de su ubicación.

La expedición, bautizada “Yahgashaga”, había sido meticulosamente planificada durante ocho meses, con un riguroso entrenamiento físico y logístico. Sin embargo, ningún protocolo podía anticipar que su logro coincidiría con un evento sísmico que activó una alerta de tsunami en la zona. 

«Arrancamos esa mañana para cubrir el tramo final. Justo al llegar, escuchamos la alerta. Desde el barco de apoyo nos dijeron que había temblado el casco, pero en los kayaks no sentimos nada», relató Linares en una transmisión en vivo.

Ante la emergencia, el equipo activó un plan de contingencia: subieron rápidamente los kayaks al velero que los acompañaba y se refugiaron en la Caleta Hatley, entre las islas Wollaston. Aunque el riesgo de maremoto fue descartado horas después, un temporal de viento los mantuvo allí por 72 horas adicionales. «No tuvimos miedo, pero fue un momento de tensión. Sabíamos qué hacer, aunque nos quedó sabor a poco porque el mar estaba en calma para seguir remando», agregó Linares, quien también es instructor de snowboard y triatleta.

El «Everest de la náutica»

El Cabo de Hornos es considerado el desafío máximo para los navegantes, con una historia marcada por más de 800 naufragios y 10.000 víctimas. Linares lo describe como «el monte Everest de la náutica», y destacó que muy pocas expediciones han logrado llegar desde Ushuaia en kayak. 

Entre los antecedentes figuran grupos en los años 80 y 90, pero la travesía sigue siendo una rareza por las condiciones extremas del Pasaje de Drake, donde olas de más de dos metros y vientos huracanados son frecuentes.

Durante su viaje, los deportistas enfrentaron el peligroso cruce de la Bahía Nassau, un tramo de 30 kilómetros en mar abierto. «Fue épico. Navegamos 65 kilómetros ese día, con olas enormes y acampando en la costa cuando no coincidíamos con el barco», recordó Linares. 

Utilizaron kayaks de travesía de cinco metros de largo, avanzando a un promedio de siete kilómetros por hora, mientras un equipo multidisciplinario -incluyendo un médico y un fotógrafo- los acompañaba para documentar la aventura.

Más allá del deporte

La expedición no solo buscaba un récord personal, sino también concientizar sobre el cáncer infantil, el autismo y la donación de médula ósea. Además, rindieron homenaje a los pueblos originarios de la zona, los yaganes, que navegaron esas mismas aguas hace más de seis mil años. «Esta travesía es un tributo a ellos», afirmó Linares.

Por estos días, el grupo prepara el retorno a Ushuaia, completando una travesía que ya quedará grabada en la historia de las expediciones australes. «El objetivo se cumplió, pero ahora nos toca remar de vuelta, como lo hicieron los primeros canoeros», concluyó el aventurero, cerrando un capítulo que mezcla deporte, aventura y un inesperado encuentro con las fuerzas de la naturaleza.