El pingüino de penacho amarillo austral enfrenta serio riesgo de extinción

Un estudio internacional reveló que las áreas marinas protegidas actuales son insuficientes para salvaguardar a esta especie durante sus viajes estacionales, claves para su supervivencia. Investigadores advierten sobre la urgencia de ampliar las zonas de conservación.

En el vasto océano Austral, donde las aguas frías del Antártico se mezclan con las corrientes más templadas del sur de Sudamérica, el pingüino de penacho amarillo austral (Eudyptes chrysocome) enfrenta una batalla silenciosa por su supervivencia. 

Con apenas 50 centímetros de altura y distinguido por su característico penacho dorado, este pequeño habitante de las islas subantárticas está catalogado como una especie vulnerable. 

Sin embargo, un reciente estudio publicado en Progress in Oceanography por científicos de Argentina, Estados Unidos y Alemania ha encendido una nueva alarma: sus rutas migratorias críticas carecen de la protección necesaria, aumentando el riesgo de su declive poblacional.

La investigación, liderada por la bióloga Andrea Raya Rey del CADIC y la WCS Argentina, rastreó los movimientos de 25 ejemplares mediante geolocalizadores. 

Los datos revelaron que, tras la temporada de cría en islas como las Malvinas o la Isla de los Estados, estos pingüinos emprenden un viaje hacia la Zona Frontal Polar Antártica para alimentarse antes de la muda anual de plumas, un proceso fisiológicamente demandante que los obliga a ayunar por 20 días. El 61,8% de sus desplazamientos se concentraron en esta área, rica en nutrientes pero fuera de las actuales Áreas Marinas Protegidas (AMP), que solo funcionan como corredores transitorios.

«Sin una alimentación adecuada en esta fase, los pingüinos no acumulan las reservas energéticas necesarias para sobrevivir a la muda», explicó Raya Rey. La vulnerabilidad de esta etapa quedó en evidencia en 2016, cuando decenas de ejemplares murieron en las costas argentinas al no encontrar alimento suficiente durante su viaje pre-muda. Melina Barrionuevo, investigadora del CONICET no involucrada en el estudio, subrayó que estos hallazgos son «claves para replantear la gestión de las AMP».

El cambio climático y la alteración de las corrientes oceánicas agravan el escenario, afectando la disponibilidad de presas como calamares y crustáceos. Los científicos urgen a expandir las zonas protegidas y a implementar estudios multianuales que monitoreen las rutas y dietas de la especie. «Proteger solo sus colonias reproductivas no es suficiente -advirtió Raya Rey-. Su conservación exige una mirada integral sobre todo su ciclo vital». Mientras tanto, el futuro del pingüino de penacho amarillo pende de un hilo, en aguas cada vez más impredecibles.

(Ph: Global Penguin Society)