Elefantes marinos como centinelas oceanográficos en el Cabo de Hornos

Científicos emplean elefantes marinos instrumentados para descifrar los secretos de la corriente del Cabo de Hornos y su rol en el clima global.

En el confín austral del continente americano, donde el océano Pacífico se encuentra con el Atlántico en un tumultuoso abrazo, una innovadora investigación científica está desentrañando los misterios de una de las corrientes marinas más enigmáticas del planeta. 

Un equipo conjunto de investigadores chilenos y británicos ha desplegado una estrategia pionera: utilizar elefantes marinos del sur (Mirounga leonina) equipados con transmisores satelitales para recopilar datos en tiempo real sobre la temperatura, salinidad y fluorescencia de las aguas que rodean el Cabo de Hornos. 

Este proyecto, liderado por la Universidad de Valparaíso, transforma a estos majestuosos mamíferos en plataformas móviles de monitoreo, capaces de acceder a regiones remotas donde la investigación oceanográfica convencional resulta extremadamente difícil y costosa.

La iniciativa se centra en la colonia de Bahía Jackson, en Tierra del Fuego, sitio clave donde estos animales regresan anualmente para reproducirse y mudar su pelaje. 

Durante dos expediciones consecutivas, en enero de 2024 y 2025, los científicos lograron instalar estos dispositivos en un total de 19 individuos. 

La primera campaña, afectada por una reducción poblacional atribuida a la gripe aviar, permitió el marcaje de seis ejemplares. Un año después, con una colonia más numerosa, se equipó a trece animales adicionales. 

Los transmisores, adheridos al cuero cabelludo tras la muda para garantizar su permanencia, han proporcionado hasta once meses de transmisión continua, superando ampliamente la duración típica de estudios similares en otras especies.

Los datos obtenidos revelan una compleja dinámica oceanográfica y un comportamiento animal diverso. Mientras algunos individuos emprenden largas travesías de miles de kilómetros mar adentro, otros optan por permanecer en los fiordos interiores. 

Esta variabilidad ofrece pistas cruciales sobre cómo la corriente del Cabo de Hornos, un corredor crítico para el intercambio de agua entre los océanos, influye en la distribución de calor, nutrientes y la productividad biológica del hemisferio sur. 

Un hallazgo significativo es la identificación de una inversión térmica, fenómeno donde las aguas superficiales –enfriadas por el aporte de agua dulce de los glaciares de la Cordillera de Darwin– son más frías que las profundas, desafiando el patrón oceánico convencional y afectando la circulación local.

El trabajo de campo implica enormes desafíos logísticos y operativos en un entorno hostil y de difícil acceso. El proceso de marcaje, dirigido por especialistas, requiere sedar meticulosamente a animales que pueden superar los tres mil kilos, utilizando protocolos seguros para garantizar el bienestar del ejemplar y la correcta instalación del equipo. 

La información recabada por estos centinelas marinos es vital para comprender cómo el cambio climático está alterando estos ecosistemas prístinos y, a su vez, cómo estas alteraciones impactarán en la ecología de los elefantes marinos y en los procesos globales de regulación climática.

(Fuente: Barinia Montoya. Mongabay)