Aguas gélidas, espíritu fueguino: la natación extrema que define a Ushuaia

De práctica marginal a disciplina consolidada, la natación invernal en el canal Beagle emerge como un sello de identidad local y un imán para deportistas internacionales, proyectándose incluso hacia la Antártida.

En el confín del mundo, donde el paisaje se define por montañas nevadas y aguas subantárticas, un grupo de habitantes redefine los límites de lo posible. La natación en aguas abiertas y frías ha trascendido en Ushuaia la hazaña ocasional para convertirse en una disciplina organizada, con una comunidad creciente que encuentra en el gélido canal Beagle una fuente de vitalidad, desafío y profunda conexión con el entorno.

César Barrientos, vocero del colectivo Nadadores de Aguas Frías (NAF), actúa como cronista de esta evolución. Según sus estimaciones, entre 60 y 70 personas practican esta actividad de manera sistemática durante todo el año, conformando un grupo diverso. “Hay muchísimas personas en diferentes grupos; tal vez, a lo mejor, terapias. Se habla de la terapia de frío. En mi caso personal, lo hago con la convicción de despiojarme un poco de lo cotidiano, y pasar a disfrutar con amigos”, explicó Barrientos en una entrevista radial, delineando las motivaciones que van desde lo terapéutico hasta lo social y lúdico.

Más allá del deporte, los nadadores enfatizan el privilegio de habitar un entorno único. “Estamos en un paraíso”, afirmó Barrientos. “Si no aprovechamos el lugar donde vivimos, los recursos naturales que nos ofrece la isla… pensar que hay gente que da lo que sea para venir acá a este lugar a meterse al agua”. Su reflexión subraya el valor singular de la actividad, posicionando a Ushuaia como un destino de nicho para un turismo de experiencias extremas y autenticidad.

Contrario a lo que podría pensarse, la temporada alta para los más experimentados es el invierno. “Los que por ahí estamos un poquito más duchos con esto, creo que estamos esperando el invierno puntualmente para ir a meternos al agua. Es una cosa como muy loca, pero estamos esperando este momento, así como está ahora, con todo nevado, un nadador de paisaje, porque estás inmerso en esa postal”, describió. Esta búsqueda de la “postal” invernal perfecta define una práctica que es, a la vez, deporte y una forma de arte performático en la naturaleza.

La seguridad es un pilar no negociable. Barrientos fue enfático al detallar los protocolos: “Cuidados quiere decir que tienen boya de seguridad, que hay gente afuera esperándolos… porque recordá que salís del agua y salís totalmente congelado, ahí siempre tiene que haber una persona para ayudar a cambiarte. Sacártelo mojado, ponértelo seco, y mantenerte calentito”. Este marco de rigor es fundamental para la sostenibilidad de la disciplina y para su eventual profesionalización.

El horizonte de la comunidad es ambicioso y mira hacia el sur. El proyecto más emblemático es concretar una incursión en la Antártida. “Tenemos en realidad un montón de proyectos. En lo personal, el proyecto Antártida… es como ir al patio de tu casa, porque somos provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Entonces, lo ideal para cualquier nadador fueguino sería poder ir a nadar a la parte de atrás de tu casa”, expresó. Aunque este objetivo se topa con complejos desafíos logísticos y burocráticos, simboliza la audacia que caracteriza al grupo.

Finalmente, existe un llamado a las instituciones para que reconozcan y apoyen esta práctica como un patrimonio cultural vivo y un atractivo diferencial para la provincia. Eventos como La Noche Más Larga y la reciente visita de nadadores internacionales demuestran el potencial de Ushuaia para convertirse en la capital global de la natación en aguas frías, un sello distintivo para un destino que ya se define por superar lo convencional.