Ushuaia: el desafío de afianzarse como puerta de entrada turística a la Antártida

Aunque es la ciudad más cercana al continente blanco y recibe miles de turistas cada año, Ushuaia aún no explota todo su potencial como centro logístico y científico para expediciones antárticas. Especialistas señalan oportunidades clave en cooperación internacional y desarrollo de infraestructura.

Con sus calles rodeadas de montañas nevadas y su puerto repleto de cruceros, Ushuaia se ha consolidado como el principal punto de partida para los viajes turísticos a la Antártida. Cada temporada, miles de visitantes llegan a la capital de Tierra del Fuego rumbo al continente blanco en modernos e imponentes cruceros. Sin embargo, más allá del turismo, su rol como eje logístico y científico para las operaciones antárticas sigue siendo limitado en comparación con otras bases internacionales como Punta Arenas (Chile) o Christchurch (Nueva Zelanda).  

Ubicada a solo 1.000 kilómetros de la Península Antártica, Ushuaia cuenta con un puerto natural de aguas profundas y un aeropuerto internacional capaz de recibir aviones de gran tamaño. Estas características la convierten en un lugar ideal no solo para el turismo, sino también para la investigación polar y el apoyo logístico a misiones científicas. 

Sin embargo, mientras otras ciudades han desarrollado una oferta integral que combina expediciones turísticas con centros de investigación y servicios especializados, Ushuaia todavía depende en gran medida de su atractivo como destino de cruceros.

Daniel Leguizamón, experto en asuntos antárticos y fundador de la Oficina Antártica de Tierra del Fuego, explica que la clave está en diversificar la actividad: «El turismo es importante, pero no alcanza. Para ser un verdadero hub antártico, Ushuaia debe integrar ciencia, logística y cooperación internacional»

Ejemplos como el de Christchurch, que genera alrededor de 80 millones de dólares anuales gracias a su infraestructura polar, muestran el camino: allí conviven bases científicas, empresas de transporte aéreo y marítimo, y una oferta académica especializada.  

El flujo de viajeros hacia la Antártida desde Ushuaia no deja de aumentar. Según datos de la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO), en la temporada 2022-2023 más de 15.000 turistas partieron desde el puerto fueguino, consolidándose como el principal punto de embarque para expediciones al continente blanco. Pero, este crecimiento también plantea desafíos, como la necesidad de mejorar la infraestructura portuaria y reducir el impacto ambiental.

Además, mientras otros países han potenciado sus «puertas de entrada» con políticas claras, en Argentina aún falta una estrategia unificada. 

Leguizamón señala que, en lugar de competir, Ushuaia podría complementarse con Punta Arenas, creando un corredor logístico y turístico binacional. «La Antártida es un espacio de colaboración, no de rivalidad. Si trabajamos en conjunto con Chile, podríamos atraer más inversiones y proyectos científicos», afirma.

Para que Ushuaia dé el salto definitivo, los especialistas coinciden en que es necesario avanzar en tres ejes:  

Fortalecer la infraestructura mejorando las capacidades portuarias y aéreas para soportar mayor actividad científica y logística.

Promover la cooperación internacional, atraer más misiones científicas y conformar alianzas con universidades y centros de investigación.  

Desarrollar un turismo responsable implementando regulaciones que aseguren un crecimiento sostenible de las expediciones.

Con el creciente interés global por la Antártida, Ushuaia tiene la oportunidad de dejar de ser solo un punto de paso para turistas y transformarse en un centro neurálgico de actividades polares. 

El desafío está en aprovechar su ubicación única, sumando valor más allá de los cruceros y posicionándose como un destino integral para quienes buscan explorar, investigar y proteger el último continente virgen del planeta.