La escuela más austral del mundo inicia clases con 15 alumnos y docentes fueguinos
En la Base Esperanza de la Antártida, la escuela Nº38 «Presidente Raúl Ricardo Alfonsín» comienza su ciclo lectivo 2025 con un matrimonio de docentes y sus hijos, asegurando educación en condiciones extremas.
En la Base Esperanza de la Antártida Argentina, la escuela Nº38 «Presidente Raúl Ricardo Alfonsín» comienza su año escolar con cuatro alumnos de nivel inicial, seis de primaria y cinco de secundaria, bajo el sistema de educación a distancia del Ejército Argentino.
La institución, considerada la más austral del mundo y dependiente del gobierno provincial de Tierra del Fuego, es gestionada este año por el matrimonio de docentes Lis Patricia Mendoza y Norberto Pablo Monzani, quienes viajaron desde Río Grande junto a sus dos hijos, Vicente, de 3 años, y Juana, de 7. Mendoza, profesora y licenciada en Educación Especial, y Monzani, profesor y licenciado en Psicología, llevan consigo una experiencia de 14 años de preparación para este desafío.
«El deseo de viajar a la Antártida para trabajar inició en 2011. Ese año empezamos a investigar sobre el tema, a hablar con otros docentes que habían ido y nos empezamos a meter de a poco en ese mundo tan singular», relató Mendoza.


Aunque su primera postulación no prosperó, la pareja persistió y, tras superar un riguroso proceso de selección que incluyó la presentación de un proyecto pedagógico y estudios médicos exhaustivos, lograron ser elegidos para el cargo.
El viaje hacia la Base Esperanza no fue sencillo. La familia partió desde Río Grande hasta Río Gallegos, en Santa Cruz, y desde allí esperó una ventana climática favorable para abordar un avión Hércules de la Fuerza Aérea que los trasladó a la Base Marambio. El último tramo los llevó finalmente a la Base Esperanza, donde se encuentra la escuela.
La preparación para este año lectivo incluyó desde la organización de la carga y la indumentaria hasta la compra de recursos didácticos. Además, el matrimonio contó con un trabajo de investigación previo sobre la escuela, realizado para la Universidad Nacional de La Pampa, que les permitió profundizar en las particularidades del establecimiento.
«Probamos de nuevo y esta vez se nos dio. Fue un camino de 14 años así que lo tomamos con mucha alegría y expectativa», comentó Mendoza. La pareja, que se conoció ejerciendo la docencia y se casó en 2010, enfrenta ahora el desafío de garantizar la educación de los hijos de civiles y militares que cumplen funciones en uno de los lugares más extremos del planeta.
La escuela Nº38, que depende orgánicamente del gobierno fueguino, no solo representa un símbolo de soberanía educativa en la Antártida, sino también un esfuerzo conjunto por mantener la continuidad pedagógica en condiciones climáticas y logísticas adversas. Con este nuevo ciclo lectivo, la institución reafirma su rol fundamental en la comunidad antártica.