Investigan los restos del Monte Cervantes con minisubmarinos no tripulados

Un emprendimiento investigativo privado de Tierra del Fuego, conducido por el Ing. Carlos Pane, estudia con avanzada tecnología los restos del Monte Cervantes, que naufragara frente a las costas de Ushuaia en 1930.

En el marco de un proyecto privado de investigación del patrimonio arqueológico submarino de Tierra del Fuego, un equipo conducido por el profesor universitario Ing. Carlos Pane llevó a cabo días pasados una incursión submarina al naufragio del vapor Sarmiento, en el canal Beagle, frente a la estancia Remolino, como paso previo para la etapa más ambiciosa de bajar a los restos del Monte Cervantes, el Titanic argentino que naufragara hace 93 años frente a la ciudad de Ushuaia.

La tecnología utilizada es la de minisubmarinos no tripulados, que Pane gestiona desde su emprendimiento privado especializado en la materia. Sus alumnos que cursan la carrera de Ingeniería en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, compartieron la incursión a los restos del vapor Sarmiento, cuyo naufragio se produjo en la madrugada del 1 de abril de 1912, con el objetivo de documentar merced a la práctica de técnicas de arqueología submarina. Y también como perfeccionamiento de habilidades previo al mayor desafío de investigar el enorme Monte Cervantes.

En esa misma salida, el equipo ad hoc, de madrugada, desde la isla Les Eclaireurs georreferenció el sitio donde permanece el Monte Cervantes, a unos 140 metros de profundidad, tras hundirse el 22 de enero de 1930.

“El objetivo es visibilizar el patrimonio submarino fueguino” confió el profesor Carlos Pane ante la consulta de Cumbres & Mares. El ingeniero y docente es experto en tecnologías aplicadas a la arqueología y al estudio del patrimonio histórico sumergido. Como tal, ha encabezado varias investigaciones utilizando un georradar para identificar estructuras y objetos enterrados. Además, es pionero en el uso de minisubmarinos para explorar los naufragios en la región.

Pane describió que el destino final del estudio es el casco del Monte Cervantes, a 150 metros de profundidad, «cuando se hunde por segunda vez y ya definitivamente al fondo del canal Beagle».

La incursión al vapor Sarmiento se toma como «práctica y entrenamiento en naufragios para lo que va a venir después. La primera etapa del Monte Cervantes fue ahí en Les Eclaireurs, para georreferenciar donde están cortadas las cabinas. La segunda etapa es bajar a las cabinas y la tercera, bajar al casco» anunció el responsable del proyecto.

Una de las investigaciones previas más importantes fue la identificación, mediante el uso de georradar, de restos y estructuras a partir del tronco de un árbol petrificado en la provincia de Neuquén, lo que permitió el estudio de la evolución de un bosque de más de 50 millones de años, con tecnología no invasiva.

Para el caso del Monte Cervantes, el uso del minisubmarino permitirá a los investigadores una visión única y minuciosa de los restos del naufragio. El posterior análisis de los datos que se recaben, redundará en la revelación de las posibles causas que provocaron el misterioso hundimiento, en un suceso histórico que en su momento conmovió a la incipiente Ushuaia, y al país todo.

La expedición al Monte Cervantes podría marcará sin dudas un hito en la arqueología submarina patagónica, un verdadero impulso para una correcta conservación de la historia escondida bajo el agua en Tierra del Fuego.