De Ushuaia al Ártico: Un épico viaje en bicicleta por toda América
Jorge Cárdenas, un ingeniero naval chileno, completó en 17 meses una travesía de 30.000 km desde el confín austral de América hasta el extremo norte, superando desafíos extremos y descubriendo la esencia de la vida en ruta.
La bicicleta no fue solo un medio de transporte, sino un vehículo de transformación para Jorge Cárdenas, el aventurero chileno que unió la capital de Tierra del Fuego argentina, Ushuaia, con Deadhorse, Alaska (EE.UU.), en un viaje de más de 30.000 kilómetros.
Durante un año y cinco meses, este ingeniero naval de 39 años enfrentó alturas gélidas, caminos remotos y la soledad de la carretera, pero también encontró conexiones profundas con la naturaleza y las comunidades que habitan los confines de América.

La idea de esta travesía nació hace una década, cuando Cárdenas realizó sus primeras pruebas pedaleando desde su Osorno natal hasta San Martín de Los Andes y Valdivia. Fue al ver los carteles de la Ruta Panamericana que surgió el sueño: recorrerla de extremo a extremo.
A diferencia de la mayoría de los ciclistas, que eligen la ruta norte-sur para aprovechar los vientos favorables, él desafió la lógica y partió desde el sur, atraído por las montañas y el deseo de vivir «fuera del sistema».
Su preparación incluyó una bicicleta de expedición, capaz de soportar terrenos agrestes y climas extremos. Pero más allá del equipamiento, fue su fortaleza mental la que lo sostuvo en momentos críticos, como en la ruta de los 6.000 en Argentina, donde pedalear a 4.900 metros de altura lo dejó sin comida sólida durante casi dos semanas. «Fue una prueba de resistencia física y espiritual», admitió.

A lo largo del camino, Cárdenas descubrió la generosidad de comunidades indígenas en Perú y México, donde la tierra y las tradiciones aún se preservan con devoción. «La gente de la montaña en Perú me conmovió profundamente», recordó.
Equipado con un localizador satelital para mantener contacto con su familia, cada kilómetro recorrido reforzó su convicción: «Esto no termina aquí. Hay una chispa que pide más aventuras».
Antes de reincorporarse a su vida laboral, el ciclista envió un mensaje a quienes dudan en emprender sus propios sueños: «Pierdan el miedo, déjenlo en casa». Su hazaña no solo marcó un hito personal, sino que inspiró a reencontrarse con lo esencial: el viaje, la libertad y la conexión con el mundo.