21 noviembre, 2024

La actualidad de los pingüinos en la Patagonia argentina

Los pingüinos, aves icónicas del hemisferio sur, enfrentan un futuro incierto. Con una historia evolutiva de 62 millones de años, estas aves marinas, que actualmente suman 18 especies, están bajo amenaza debido a múltiples factores ambientales y humanos.

En una entrevista con Mongabay Latam, el biólogo marino Pablo García Borboroglu, fundador de Global Penguin Society, ofrece un análisis detallado de la situación actual y los esfuerzos de conservación en la región.

Los pingüinos aparecieron por primera vez en Nueva Zelanda hace 62 millones de años y desde allí se dispersaron hacia Sudamérica, la Antártida, África y Australia. Este extenso proceso evolutivo les permitió adaptarse a diversas condiciones climáticas y ecológicas. Sin embargo, en la actualidad, enfrentan amenazas sin precedentes que ponen en riesgo su supervivencia.

Amenazas actuales

Según García Borboroglu, nueve de las 18 especies de pingüinos están catalogadas como amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Las amenazas son variadas y provienen tanto del océano como de la tierra. En el océano, los pingüinos están expuestos al mal manejo de las pesquerías comerciales, la contaminación por petróleo y plástico, mientras que en tierra enfrentan la destrucción de su hábitat y la introducción de depredadores exóticos.

«En Nueva Zelanda, los possums introducidos están devastando las poblaciones de pingüinos, especialmente los pichones que no tienen defensa contra estos depredadores», explica Borboroglu. En Sudamérica, los pingüinos tienen más experiencia con depredadores terrestres, lo que les da una ligera ventaja evolutiva.

El cambio climático es una de las amenazas más graves para los pingüinos. Afecta la disponibilidad y distribución de su alimento, crucial durante la temporada de cría. Borboroglu destaca que «si la comida está lejos de las colonias, los adultos invierten más tiempo y energía para conseguirla, alimentando menos a los pichones, lo que produce una mayor mortalidad».

Además, las olas de calor extremo y los incendios representan riesgos adicionales. «Hace unos años en la Patagonia se registraron 44 grados Celsius, causando la muerte por shock de calor de 300 pingüinos adultos», relata el biólogo.

Éxitos y fracasos en conservación

En la Península Valdés, específicamente en Punta Ninfas, un esfuerzo de conservación iniciado por García Borboroglu y su equipo ha logrado revertir la situación crítica de una colonia de pingüinos de Magallanes. «De las seis parejas originales, ahora tenemos 4,000 parejas gracias a la implementación de medidas de protección y la colaboración con las comunidades locales», señala. Sin embargo, en otra colonia cercana, la falta de protección resultó en su desaparición.

El pingüino africano, el pingüino de ojos amarillos de Nueva Zelanda y el pingüino de Galápagos están entre las especies más amenazadas. «El pingüino africano ha visto su población reducirse dramáticamente debido a la recolección de huevos, derrames de petróleo y sobrepesca», advierte Borboroglu. La situación es tan grave que podría ser la primera especie de pingüino en ser catalogada como críticamente amenazada.

La contaminación por petróleo y plástico es otro gran enemigo de los pingüinos. «Los derrames de petróleo afectan la impermeabilidad de sus plumas, esencial para su flotabilidad y aislamiento térmico. Muchos pingüinos mueren ahogados o intoxicados al intentar limpiarse el petróleo», explica el científico. Además, el plástico representa una amenaza letal, ya que puede causar estrangulamiento o ser ingerido accidentalmente.

Monitoreo y educación

Una de las iniciativas más destacadas de Global Penguin Society es el monitoreo de pingüinos a través de transmisores satelitales, lo que permite seguir sus rutas migratorias y comprender mejor sus necesidades. Este proyecto, financiado en parte por National Geographic, también sirve para educar y sensibilizar a las comunidades locales sobre la importancia de la conservación.

Borboroglu enfatiza que la educación, es clave: “Hemos trabajado con comunidades cercanas, llevando a los niños a conocer a los pingüinos y realizando actividades de limpieza de playas». Esfuerzos que no solo ayudan a proteger a los pingüinos, sino que también promueven el ecoturismo, generando empleo y mejorando la economía local.

A pesar de los desafíos, Borboroglu se mantiene optimista. «Los pingüinos nos inspiran a seguir adelante. Su valentía y determinación frente a las adversidades son una lección para todos nosotros», concluye.

La historia de los pingüinos en la Patagonia es un testimonio del impacto que la conservación y la colaboración comunitaria pueden tener en la preservación de estas fascinantes aves marinas.

(Fotos: Gentileza Global Penguin Society)